El Barça no debería agarrarse a un posible penalti de Cadamuro a Messi en el último segundo para justiicar el 2-2 de Anoeta, donde no supo, y lo peor es que por instantes pareció que no quiso, sentenciar un partido en el que mandaba 0-2 desde el minuto 12. Se relajó, se acomodó de forma inquietante y dio vida a una Real apoteósica que demostró que no se cree ese rollo de 'la Liga escocesa' y que acabó empatando e incluso rozando la victoria.